Mientras se desarrollan conversaciones sobre la deuda de Argentina con el FMI y los tenedores de bonos (acreedores), Argentina tiene dificultades para recaudar efectivo para abonar a los prestamistas. Ahora, el gobierno está en condiciones para dar otro golpe de impuestos mientras aprovecha la creciente industria agrícola de la nación para tratar de lidiar con los problemas presupuestarios. Muchos de los agricultores argentinos están recuperándose de un aumento de impuestos a las exportaciones de cultivos que les afectó a fines del año pasado.

El presidente Alberto Fernández planea aumentar los gravámenes a la exportación de la soja, ya que busca reducir su déficit fiscal. Los impuestos aumentarán al 33% de la tasa actual del 30% (se espera que un aumento de 3% en los puntos genere USD 500 millones más en ingresos para el estado). Aunque el momento del anuncio aún no está claro, esta medida marcaría el segundo aumento en los impuestos agrícolas desde que el presidente Fernández asumió el cargo hace poco más de dos meses. La política revierte el sesgo favorable a los agricultores de la administración de Macri. Es probable que otros productos, como el maíz o el trigo, aumenten sus derechos de exportación existentes en los próximos meses. Cuando la Sra. Kirchner terminó la presidencia en 2015, las exportaciones de soja estaban sujetas a aranceles de hasta el 35%, con un 20% de maíz y un 23% sobre el trigo. Continuará…