La disminución de las precipitaciones en la región ha afectado el caudal del río Paraná, que se ha reducido a menos de la mitad de los promedios históricos. Esto afecta su navegabilidad y preocupa a la agroindustria ya que gran parte de las cosechas de Argentina, sur de Brasil y Paraguay se exportan a través de los puertos de Santa Fe. El Paraná es uno de los ríos de tierras bajas más largos del mundo con casi 5.000 km de longitud.
Según la Bolsa de Valores de Rosario, el bajo nivel del agua, considerado como el más severo en 50 años, costó a los exportadores ya $ 244 millones en 2020 ya que los buques no pudieron operar o cargar con normalidad. Esto significa que los exportadores argentinos y paraguayos no pueden beneficiarse tanto como podrían de los altos precios internacionales de los productos agrícolas.
Como nuestra finca está situada a lo largo del río Tebicuary (afluente del río Paraná), es evidente que actualmente enfrentamos escasez de agua. Hasta ahora, pudimos bombear durante 2 días en junio, llevando nuestra reserva de agua en nuestro lago artificial (480 ha) a algo menos del 25% de su capacidad. Todavía necesitamos 1 millón de litros de agua para tener la capacidad óptima.
Ahora estamos en el período de invierno y la temperatura es más alta de lo habitual, para la temporada. La mayoría de las veces, esto significa que vendrá una primavera y un verano secos y que las reservas de agua existentes, como lagunas, ríos, etc., no serán suficientes para compensar toda la temporada la falta de agua / lluvias. Si eso sucede, vamos a reasignar parte de la superficie del arroz al cultivo de soja, ya que este cultivo no es anaeróbico como el arroz.
La situación que se vive actualmente en el sureste y centro-oeste de Brasil nos intuye que la sequía perjudicará nuestra actividad arrocera en la próxima temporada. El sudeste y centro-oeste de Brasil (dos regiones clave) se enfrentan a la peor sequía en casi un siglo y está causando estragos en las represas hidroeléctricas y los cultivos.
Como si las consecuencias de la sequía no fueran suficientes, los especialistas advierten que Brasil también podría estar enfrentando una nueva y brutal oleada de Covid-19.