El Paraná, con la décima cuenca hidrográfica más grande del mundo, redujo sus niveles más bajos desde 1940. Los expertos dudan que recupere la exuberancia que lo convirtió en la principal vía de integración del Mercosur, incluso después de la temporada de lluvias de diciembre.
El descenso de los últimos meses se ha vuelto tan drástico que está afectando a la navegación mercante, la generación de energía hidroeléctrica, la pesca y el abastecimiento de agua para consumo doméstico y regadío al tiempo que modifica su relieve geográfico, agua y cauce de manera que nadie se atreve a aventurarse, será permanente. Unas 4.000 barcazas, 350 remolcadores y 100 portacontenedores esperan a que suba el nivel del río, lo que genera importantes sobrecostos para el transporte de combustible, fertilizantes, alimentos y otros bienes importados. Alrededor del 85% del comercio exterior de Paraguay se realiza a través del río.
Como nuestra estancia está ubicada a lo largo del río Tebicuary (afluente del río Paraná), la situación es aún peor en términos de disponibilidad de agua y nuestro negocio depende en gran medida del agua (el agua bombeada del río debe mantenerse en el arrozal del campo durante todo el período de crecimiento). Dada la alta probabilidad de que se avecinara una fuerte sequía, decidimos reducir nuestro plan de siembra de arroz a alrededor de 600 ha (vs 1.750 ha). Sin embargo, completaremos nuestro mix con la siembra de 1.100 ha de soja con maíz como doble cultivo. Esta área se ha desarrollado durante los últimos 6 meses. La soja y el maíz no necesitan riego permanente como el arroz, solo las lluvias y esos cultivos tienen una época de siembra diferente a la del arroz. Sujeto a la evolución del clima en los próximos meses, aún podremos agregar más superficies al cultivo de soja reasignando parte de la superficie de arroz no utilizada a este cultivo.